sábado, 22 de noviembre de 2008

Día 219

Enzo, hoy he soñado contigo.

Salía de un edificio y tu estabas en la entrada.

Me conocías desde hace tiempo, pues al verme has corrido hacia mí con los brazos en alto para que te cogiera y sonreías. En la mano derecha portabas la taza que te envié en Septiembre. Correteabas como un niño más pequeño de lo que en realidad eres y tu imagen también era de un niño algo menor.

Por desgracia, en lugar de disfrutar de este maravilloso sueño, la he pifiado diciéndome a mí misma que era un sueño porque aún no te habíamos ido a buscar...y me he despertado muy triste

Sin embargo, hoy, no sé por qué, tengo el corazón muy sereno. Como si tuviera la certeza que todo va bien. No sé, supongo que todos los días no pueden ser amargos o se me rompería el corazón.

Ahora estarás durmiendo. Que tengas dulces sueños...
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Eli,
Biennnnnnnnn por ese sueño, yo cuando esperaba a mi niña y soñaba con ella, incluso sin conocer su carita, me despertaba alteradísima pensando que era solo un sueño, pero automáticamente me embargaba una serenidad/tranquilidad que me hacia sentirme mucho mas cerca de ella. No dejes de soñar con Enzo, por favor.

Sabes, una vez que vi la foto de asignación de mi niña, (estaba en una tumbona sin zapatos) soñaba mucho mas con ella, (ya conocía su preciosa carita), y en alguno de esos sueños curiosamente la veía con unos zapatos de color rojo.
Hasta aquí todo normal, peroooo, en la entrega después de ese maravilloso cúmulo de emociones, me quede petrificada, cuando la mire los pies y llevaba una botitas rojas preciosas, hechas a mano por la familia de acogida. Las botitas siempre las guardare con mucho amor, pero desde entonces tengo claro que mi hija no solo es fruto del DESEO, es también fruto de mis SUEÑOS.
Benditos sueños que nos acercan a nuestros hijos.

Un besazo
Lucila